Llega la primavera, llega el calor, llega la huerta…
Si hay algo que me gusta de vivir en Almeyra es que tenemos tierra para cultivar. Tierra que en primavera nos invita a tocarla, abonarla, cuidarla y por que no?… quererla.
Yo a la tierra la quiero, cuando vivíamos en Merlo la tierra era una quimera, un privilegio que solo tenían otras personas. Nosotros cultivávamos en donde podíamos.. un patio de cemento de 2 x 2 era suficiente para que le hagamos frente al deseo intenso de huertear. Tomates en cajones, pimientos en macetas, albahacas, lechugas, acelgas y rúculas eran nuestro pequeño universo en donde la magia de la naturaleza nos regalaba comida y la primavera nos alimentaba el alma con esas pequeñas plantas que íbamos cuidando con dedicación hasta la tan esperada cosecha.
Comer lo que uno cultiva es una sensación que nunca más quise abandonar. Amamos la huerta y las comidas que hacemos con lo que de ella cosechamos, durante algún tiempo solo comíamos verdura agroecológica cultivada por nosotros mismos.
Cuando llegamos a Almeyra al ver la cantidad de tierra de la que disponíamos nos llenó de ilusión, vamos a cultivar de todo pensamos… pero hay algo que no tuvimos en cuenta, cultivar en tierra ( y más en tierra virgen) no es lo mismo que cultivar en macetas con un sustrato controlado y sin casi nada de plagas.
Apenas empezamos las babosas, caracoles, isocas (unos gusanos blancos que están bajo tierra y comen las raíces de las plantas) y toda una serie de plagas de lo más variadas estaban a la orden del día y con mucho apetito, agradeciendo los abundantes alimentos que nosotros inocentemente plantabamos con tanta ilusión. Conclusión comieron casi todo ellos y nosotros las sobras de lo que dejaron…
Con el tiempo y los años fuimos aprendiendo como controlar las plagas, que plantas se dan mejor y que épocas son las apropiadas, porque aunque parezca mentira la huerta es todo un arte… cada huerta es diferente y la nuestra es un mundo que me fascina, cada temporada te desafía a pensar algo diferente para cosechar más, probar algún método de cultivo nuevo o luchar contra el clima o las plagas cada vez más resistentes.
Sembrar nuestro alimento es para nosotros mucho más que hacer una huerta, es una forma de pensar y de ser, una manera de pararse frente a la vida…
Sembrar nuestro alimento es conectar con la tierra, pero conectar de verdad, conectar con las estaciones con el clima, con los animales que viven en la tierra (amo las lombrices) es escucharnos en el silencio, es sentir que todo tiene sentido y es perfecto. La huerta me vuelve filosófico ¡ya sé!
El arte de cultivar nuestra comida es una tarea que recomiendo a quien quiera y pueda hacerlo porque es algo que te hace bien al alma, te hace más observador y más empático en general. Nosotros nos repartimos las tareas, Laura tiene su huerta de altura y es la encargada de darle sabor a todo lo que sale de la huerta. Yo soy el que se encarga de la huerta en la tierra y del trabajo de los plantines y el compost, juntos somos el equipo huertero que hace ya más de 10 años que disfrutamos hacerlo.
Tuvimos un camino de aprendizaje en estos años, hubo temporadas mejores y peores, pero siempre se disfruto mucho cada cosecha.
Me gustaría que después de leer esto haya personas que lo consideren, porque soy un gran difusor de la huerta, de cultivar y me gustaría que lo intentes… SI A VOS TE DIGO!!
Cultivar tus alimentos es un viaje de ida, empieza siendo un hobbie, después un desafío y termina siendo una forma de ser. La huerta me regalo muchas cosas en estos años, semillas, sabores, momentos en familia… sin saberlo siempre pensé que yo cultivava la huerta y hoy me doy cuenta que ella me cultivo a mi, cultivó mi carácter, mi tesón, mi entendimiento y muchas cosas más.
Por eso digo que quiero a la tierra, como no quererla si es verdaderamente mi pacha… Hay un cultivo que es el que más me cuesta siempre, todas las temporadas, todos los años es el más difícil… ¿saben cuál es? La paciencia… el cultivo más complicado.
Ojalá encuentren tan apasionante el cultivar su comida como lo es para mi. Hasta la victoria SIEMBREN…
